
El catoblepas es el tÃtulo del segundo capÃtulo de Cartas a un joven
novelista, MVLL utiliza esa referencia del animal mÃtico que aparece en la novela de Flaubert y que luego es
utilizado por Borges para
representar que el escritor debe
sacar de sus entrañas el tema a desarrollar en una novela. Este segundo
capÃtulo se centra en explicar al
joven novelista
sobre como surgen los temas que va a
narrar el escritor. Para el autor los temas tienen un asidero en las
experiencias propias de todo escritor,
aquello que ha vivido
es el germen para construir un
relato que no necesariamente
debe ser una biografÃa, pero que en la construcción se independiza de la
experiencia o anécdota. Deja en claro que toda ficción nace de la realidad.
“Este proceso es complejo y minucioso que, muchas veces, ni el propio autor es capaz de identificar en el producto terminado esa
exuberantes demostración de su capacidad para inventar personas y mundos imaginarios, aquella imágenes agazapadas en su memoria-impuestas por la vida-que activaron su fantasÃa, alentaron su
voluntad y lo indujeron a pergeñar aquella historia”. (p26)
Además, explica que el novelista no elige sus temas sino es elegido por ellos:
“En la elección de tema, la libertad de un escritor es relativa, acaso
inexistente”. Para MVLL los temas están poderosamente ligados en las
experiencias, pero cuando el trabajo del autor termina el texto ya es un
producto independiente de la experiencia del autor: “Que, aunque el punto de partida de la invención del novelista es lo vivido, no es ni puede serlo el de llegada”.
También explica sobre la autenticidad: “el novelista auténtico es aquel que obedece dócilmente aquellos mandatos que la vida le impone, escribiendo sobre
esos temas y rehuyendo aquellos que no nacen Ãntimamente de su propia experiencia y llegan a su conciencia con carácter de necesidad”
(p33)
Finalmente, considera que
para
escribir
mejor, con más convicción y energÃa el novelista pasa por un trabajo arduo: “Los escritores que rehuyen
sus propios demonios y se imponen ciertos temas, porque creen que aquellos no son lo bastante originales o atractivos y estos últimos
sÃ, se equivocan garrafalmente”.
***
¿Por qué los lectores podemos conmovernos con una relato? ¿Qué poder ejerce
sobre nosotros un relato para que le creamos? MVLL aborda este temática en el
siguiente capÃtulo: El poder de la persuasión. Según el autor: “esas novelas son
buenas gracias a la eficacia de su forma, han sido dotadas de un irresistible poder de la persuasión”
La fórmula ganadora para crear ese tipo de historias es dotar a una novela de
poder de persuasión, y para ello es preciso contar su historia de modo que
aproveche al máximo las vivencias implÃcitas en su anécdota y personales y
consiga transmitir al lector una ilusión de autonomÃa respecto del mundo real en
que se halla quien la lee.
Los escritores tienen la necesidad
de crear un mundo y hacernos creer que todo lo que ocurre en el es real. Para el
autor las malas novelas no logran acortar esa enorme brecha entre la ficción y
la realidad: “La mala novela
que carece de poder de persuasión, o lo tiene muy débil, no nos convence de la
verdad de la mentira que nos cuenta y esta se ve como una ficción”.
“El poder de la persuasión persigue acortar la distancia que separa la ficción
de la realidad, y borrando es frontera, hacer vivir al lector aquella mentira
como si fuera la más imperecedera verdad, aquella ilusión la más consistente y
sólida descripción de lo real”. (p40)
A partir del
capÃtulo IV MVLL se centra en el
aspecto de técnico en la construcción de una novela: El estilo. Advierte que “el estilo es ingrediente esencial aunque no el único, de la forma
novelesca” Pero, aclara que : “no importa nada que un estilo sea correcto o
incorrecto; importa que sea eficaz, adecuado a su cometido, que es insuflar una
ilusión de vida-de verdad- a las historias que cuenta”.
Esta eficacia depende de dos atributos: la coherencia interna y su carácter de necesidad. El texto explica: “La historia que cuenta una novela puede ser incoherente, pero el lenguaje que plasma deber ser coherente para que aquella incoherencia finja exitosamente ser genuina y vivir”. (p 46)
Todo escritor debe elegir y
organizar las palabras que utilizará,
el lenguaje es un factor
decisivo para que las historias
tengan o carezcan de poder de
persuasión. Cuando el escritor no logra concretar entre el lenguaje de una
historia y la historia misma
aniquila el poder de la persuasión. Por eso el uso del lenguaje debe ser
eficaz, no siempre es necesario respetar los cánones impuestos por una
generación. Borges, Cortázar, Carpentier desarrollaron su propio estilo asÃ
como otros grandes escritores. De una forma didáctica compara los estilos de
Borges y GarcÃa Márquez, destaca de Borges sus manera de adjetivar, sus
reverente salidas, sus burla y esa forma sofisticada de resolver los asuntos.
Márquez admira su estilo
abundante, sensorial y sensual,
con musicalidad y texturas.
Finalmente, el novelista no nace con un estilo propio, el estilo
se fortalece con escribir y para
lograrlo la lectura ayuda mucho, la buena lectura. Termina la explicación en
una sutil sugerencia: “Si usted quieres serlo, busque y encuentre su estilo”.